PUTAS INTELIGENTES
3
GOLPEA, PERRO, GOLPEA MÁS FUERTE
—Ya le dije; sólo me detuve un
momento, fue entonces cuando el tipo se me acercó. Yo tenía los discos en la
mano —J. señaló a las cajas esparcidas en el interior del auto—. Las tenía así,
mire —hacía como si las estuviese agarrando—. El tipo se acercó, y me golpeó,
entonces yo caí así, mire —y pegó su cabeza contra el volante casi con la misma
intensidad con la que se había estrellado más temprano.
El claxon sonó y el policía tomó
aquello como una burla.
—No se haga el payaso, joven —dijo.
No había sido tan malo, para J. después
de todo. El dinero que le habían robado no era totalmente de él. Se preguntó
cuál sería la reacción de Pavel al enterarse.
El policía terminaba de hacerle unas
preguntas de rutina luego de la fallida recreación de los hechos cuando por
detrás se aproximó un taxi, y de él bajó el susodicho.
—Me llamaron —dijo Pavel
aproximándose—. ¿No le pasó nada? ¿Está bien? —le dijo al policía, que era
quien le quedaba más próximo.
—Sí, se encuentra bien, sólo tiene un
golpe, nada más.
—No joda, ¿en dónde? —espetó Pavel
inspeccionando el automóvil.
—En la cabeza, afortunadamente no…
—… a mí este pendejo me vale madre
—dijo señalando a J. que había ido a mear al lado de la carretera y regresaba a
paso lento—. Yo hablo del coche, ¿le pasó algo?
—El coche está intacto, fue un
asalto, señor. Un A-S-A-L-T-O; no una carambola ni un choque. El afectado es
aquí el amigo, le dieron baje a todo su dinero.
Ahora Pavel abría la puerta del
conductor.
—LOS DISCOS, LOS DISCOS, LOS MALDITOS
DISCOS —decía—.
Sacó el brazo y pescó a J. de la
playera, metió su cabeza en el auto, señaló a las cajitas tiradas. Le dijo que
por qué putas había agarrado eso, y luego de tomar una y ver que efectivamente,
ya no tenían ahí los billetes, le dejó ir la derecha. Lo pateó fuera, esperó a
que se reincorporara para luego darle un par más de golpes. El policía lo
contemplaba todo desde su patrulla.
—¡PELEA, PERRO, PÉGALE MÁS FUERTE!
—decía alentando a Pavel.
Su mano obesa tomaba un celular:
ya ni te
preocupes, compadre. no son más que un par de pendejos, nos vemos en media
hora.
—GOLPÉALO,
PERRO, GOLPÉALO MÁS FUERTE —siguió diciendo
luego de guardar el celular.
Dos calles al norte, el “compadre”
recibía el mensaje, y contando los billetes, reía atragantado en cerveza.
Marcial Fonseca
Ciudad de México, 1996
Escritor mexicano
"Escribo porque me viene en gana. Extraño lo que ya no existe porque lo que sí lo hace me recuerda aquello mismo. Procuro no ...herir a quienes no podría curar. Mi lujo es ser humilde, y mi humildad se clarea a la menor provocación. Soy malhablado pero oportuno. Suelo cagarla frente a quien sea a cualquier hora y en cualquier lugar. No adulo y no me agrada que lo hagan.
El secreto está en guardar siempre las piezas restantes del rompecabezas.
Si alguna vez necesitas algún poema o consejo, cerciórate de que yo sea el último de tu lista.
No busco problemas, tampoco soluciones; de hecho no busco nada que por mí mismo no pueda encontrar."
"Escribo porque me viene en gana. Extraño lo que ya no existe porque lo que sí lo hace me recuerda aquello mismo. Procuro no ...herir a quienes no podría curar. Mi lujo es ser humilde, y mi humildad se clarea a la menor provocación. Soy malhablado pero oportuno. Suelo cagarla frente a quien sea a cualquier hora y en cualquier lugar. No adulo y no me agrada que lo hagan.
El secreto está en guardar siempre las piezas restantes del rompecabezas.
Si alguna vez necesitas algún poema o consejo, cerciórate de que yo sea el último de tu lista.
No busco problemas, tampoco soluciones; de hecho no busco nada que por mí mismo no pueda encontrar."
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