Entrevistamos Juan José Gómez Cadenas (Cartagena, España.
1960) que actualmente ha publicado la novela ‘Spartana’. Físico y escritor, Gómez Cadenas es profesor
de Investigación del CSIC, catedrático excedente de Física Atómica y Nuclear y
director del grupo de Física de Neutrinos del Instituto de Física Corpuscular
de Valencia. Formado en Estados Unidos, trabajó durante ocho años en el CERN y
ha sido profesor visitante en diversas universidades e instituciones
científicas de todo el mundo.
He leído que su novela es a
grandes rasgos una historia que parte de un ejercicio de prospección política,
económica, social y tecnológica, ¿nos lo explica?
Sí, básicamente al final se produce porque tienes la formación que te
permiten interpretarlo y entenderlo. Cojo todos estos elementos que te
inquietan como ciudadano y quiero proyectarlos, proyectarlo a sesenta años.
¿Por qué a sesenta años?, porque quiero que sea lo suficientemente cercano para
que tenga sentido. Si lo hubiera hecho a mil años no hubiera sabido de qué
estaba hablando. Esta extrapolación, esta proyección, nos lleva a reflexionar
sobre el mundo en el que estamos ahora, que es el objetivo final de todas las
distopías
Más allá de la reflexión
sobre las consecuencias de la crisis energética y la sociedad futurista de 2060
en Spartana hay una historia de amor con una gran protagonista, la bella atleta
Vega Stark.
Me gusta que me hagas esta pregunta porque muchas de las preguntas que
me hacen estos días se centran la atención en la distopía, y a mí lo que me
gusta es la historia de Vega Stark. Vega es una muchacha que creo que
representa todo lo bueno que yo veo en los jóvenes de hoy en día. La novela se
podría decir que es pesimista pero no es pesimista, sino optimista porque la
protagonista es una joven que quiere cambiar ella y cambiar el mundo. En
realidad no está muy empeñada en cambiar el mundo. Vega es un personaje lleno de
fuerza, de energía, de inocencia, de generosidad interna y sobre todo muy
valerosa. Esto una cosa que me gustó mucho: meterme en su piel, observarla
desde dentro y desde fuera. Ella es una superatleta enorme, gigantesca, es como
un ave rara, como una chica feucha, hasta cierto punto acomplejada, tiene la
cara marcada; yo la veo con los ojos de fuera y veo su belleza interna y
externa.
Ha publicado libros de
divulgación y trabajado durante muchos años en el CERN, como científico me
gustaría saber ¿qué podemos hacer los ciudadanos de a pie para que el mundo sea
otro, mejor del que se describe en Spartana, dentro de medio siglo?
Muy obvio, realmente en la novela se da el combate entre dos
personalidades mías: el humanista y el científico. El humanista es pesimista;
es pesimista porque no tiene una fe enorme en la Humanidad. El científico en
cambio es optimista porque tiende a creer que la ciencia y la tecnología lo
puede aliviar. El cruce tiende a resultar un poco optimista. Yo creo que la
palabra clave, la que puede resumirlo todo, es la palabra que busca Vega en
toda la novela: educación.
Inevitable al leer la
sinopsis de Spartana comparar el argumento con otras novelas distópicas de
moda, bien Los juegos del hambre o Divergente, ¿qué le diría a los potenciales
lectores que no se decidan pensando en ello, en otra novela que sigue la estela
de la distopía?
Para empezar no creo que ‘Divergente’ ni ‘Los Juegos del hambre’ sean
distopías, son falsas distopías; los mundos que crean son clichés, son
decorados, y por lo tanto, increíbles. En cambio esta novela no es un cuento de
hadas, tiene bastante sustancia, se aprende bastante del mundo leyéndola, y la
parte de la aventura es grande, es intensa. De alguna manera he intentado que
sea más amplia de lo que es ‘Los juegos del hambre o ‘Divergente’ a las conozco
bien porque tengo hijos jóvenes. Los escenarios son básicamente decorados, son
mundos bastante falsos, se convierten a veces en un teatrillo. Aquí la aventura
te lleva desde Eurosur a Siberia y finalmente hasta Alberta. Lo que quiero
recuperar aquí para los jóvenes básicamente es a Julio Verne. Yo leía a Julio
Verne y me lo pase ‘como un animal’ porque Julio Verne te daba aventuras a
capazos, te llevaba de acá para allá, te enseñaba gente, y yo lo que quiero es
recuperar para los jóvenes toda esa gran aventura y un mundo mucho más
complicado que el de esas otras novelitas.
Por Ginés
J. Vera
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