Yolanda
En el colegio conocí a mi
primera maestra en el arte de la seducción, Yolanda. Vivía en el barrio del
Pilar y su casa fue mi refugio casi todos los fines de semana desde que llegué al internado. Yolanda era
rubia, alta, delgada pero con pechos grandes y caderas generosas. Tenía los
ojos saltones y una extraña doble barbilla pero me demostró que a la hora de
ligar esas cuestiones eran nimiedades, todo dependía de los objetivos y del
alcohol que llevaran encima. Aquella maestra en ciernes del arte del ligoteo me
cardaba el pelo o me lo alisaba dependiendo del ánimo y yo me dejaba porque le
hacía ilusión. Me maquillaba con estilo, estilo puerta más bien y me hacía
llevar minifaldas muy cortas y escotes generosos para ir a juego con ella. Así
que como auténticos ejemplares de adolescente desesperada en busca de carne nos
adentrábamos en los antros más exclusivos de Orense o Moncloa. Normalmente una
bajada de luces, una canción lenta, bailecito agarrado y hecho. A besar sapos y a dejarse manosear un rato,
solo pecho, que éramos decentes todavía. De vuelta en casa a las once.
Hasta que llegaron los soldaditos. Esos no admitían medias tintas.
Querían carne y no un aperitivo sino menú completo. Cazaban en grupo y la presa
era lo de menos. A mí me toco en suerte un gigante, caníbal encima. Con manos
grandes y rasposas que llegaban a todas partes. Una delicia. Muy experto el
chico pero mis diecisiete no me convertían en tonta así que se quedó sin
postre. Yolanda siguió jugando con soldaditos un tiempo y descubrió que el
argumento de la virginidad no achanta a un desesperado con imaginación, lo que
la llevó a adentrarse en el sexo anal y a mandar al cuerno al soldado poco
después, por considerado y cuidadoso. Se consiguió un novio nuevo. Un tipo
formal. Feo, corriente, con calvicie incipiente y orejas muy despegadas. Eso sí
muy ingenuo y con planes de futuro. Así que ella dejó de hablarme para que su
nueva imagen de chica seria no se viera afectada por antiguas andanzas no tan
recatadas.
Estefanía Farias
Martínez. Nacida en 1970 en Cartagena, España. Doctora en Filología Árabe por
la Universidad de Granada. Animales en las fuentes árabes y referencias en fuentes
griegas.
Tesis doctoral. Granada: Universidad de Granada, 2008. ISBN:
9788469143698. Publiqué un par de artículos en revistas
especializadas al terminar la tesis: - “El ‘anqa’ en el Qisas de al-Thalabi”, Oriente
Moderno. Nuova serie, anno LXXXIX, 2 (2009), pp. 305-317 y -“El
gallo, figura trascendental en las Qisas al-anbiya’ ”, MEAH, Sección
Arabe-Islam, 58 (2009), pp.77-92.
Me vine a vivir a Holanda y hace un año descubrí el placer de escribir mis propios textos. Publiqué un
microrelato, ¨Lo que hace un nombre¨ en el primer número de la revista digital
Los omniscientes (julio 2014). Y paso día y noche enfrascada en contar mis
historias en mi blog al que le puse un título acorde con los contenidos: Exorcizando la antimemoria de mis días
oscuros. Por eso de que fantasía y realidad a veces son solo un juego de
palabras. http://exorcizandoantimemoria.blogspot.nl/
Muy buen relato. Lo disfruté!!!
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