Personajes como la joven y guapa sacerdotisa
Ireia en ‘Atlántida’; o el artista Martín y su perplejidad ante las
coincidencias que va a experimentar en ‘Sinfonía de sueños’, pasando por Manuel,
quien reflexiona desde su camión sobre su rutinaria vida en ‘Dormido’ o los que
componen la comitiva reunida alrededor de la mesa roja de madera para tratar un
tema de vital importancia en ‘Reunión intergaláctica’.
Acaso, para una edición posterior,
recomendaría una sencilla revisión orto-tipográfica que no empaña la de
acercarse a estos dieciséis relatos y leerlos sentador a una mesa roja o, mejor
aún, en nuestro sillón favorito, experimentando las múltiples sensaciones que Mayo Gucoray han hilvanado en esta
obra.
Por Ginés Vera
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