Revista Contra Estudio

miércoles, 18 de junio de 2014


                                La Copa se queda en Europa

Cerrada la primera rueda del Mundial, ¿dónde quedaron las máquinas sudamericanas de las eliminatorias? Las balas asesinas reducidas a insulsos perdigones. El fiero león rebajado a inofensiva mascota. Nada más parecido a los clubes peruanos, poderosos y temibles en la liga interna, cuando salen a competir en el extranjero.

Brasil, con dos penales regalados (uno a favor y otro en contra), no alcanza a ser un suspiro de los campeones históricos. Argentina, desordenada e imprecisa, depende de un ídolo para culminar sus aspiraciones. Colombia, explosiva y contundente al inicio, exhibe una contagiosa cumbia antes que una consistente estrategia (sus integrantes tienen suerte de que Pablo Escobar no se encuentre ya en capacidad de enviarles la moto por ineptos). Chile, errático y a ratos perdido, no responde a los designios de su entrenador con ínfulas de sabio neurótico. Uruguay, fatalmente herido, es el mismo de hace 4 años, y eso –contrario a lo declarado por el maestro- es un déficit insalvable. Ecuador, lento y sin vida, encaja una trágica derrota que bien vale una ola de suicidios.

Nada nuevo hasta aquí. A Perú le ocurría lo mismo. Llegaba deslumbrando, acababa dando pena.

Viendo la actitud, el despliegue y la fortaleza de Holanda, Italia, Inglaterra, Alemania, e incluso España, un choque entre los nuestros y ellos será como poner a correr un pura sangre al lado de un perro callejero. El predominio futbolístico de Europa –ganado en base a su nivel de organización, infraestructura y educación- es un hecho por ahora irreversible.
 
 
Mientras tanto la tecnología asoma discretamente en cada arco. Siete micro-cámaras instaladas bajo los tres palos no son un mal comienzo. Aunque no se atreve todavía a adoptar la precisión ampliamente comprobada en otros deportes profesionales, la FIFA ha recogido aquella utilizada en el tenis para marcar si la pelota cayó dentro o fuera de la cancha (de la línea de gol, en este caso). El mayor desafío será convencer a los aficionados, periodistas, dirigentes y protagonistas directos que el sistema de vigilancia por video no dañará la esencia del juego. A la inversa, contribuirá a dirimir de acuerdo a lo que sucede en la realidad y no a lo que pasa por la cabeza, o los ojos, de los árbitros y asistentes, colocados muchas veces en desventajosa posición por el vértigo de las acciones.

En medio del barullo neoyorkino, confinado a los locutores latinos de las cadenas internacionales de televisión en español, no puedo evitar el recuerdo de las legendarias narraciones de Humberto Martínez Morosini y Luis Ángel Pinasco, o los comentarios en el entretiempo de Roberto Salinas y Javier Rojas.

Podían ser, a su modo, amenos o aburridos (libre elección a gusto del espectador). Pero al menos eran originales. Los que ejercen el oficio en la actualidad se parecen un poco a esos escritores que sólo creen en su valor si copian el estilo del Premio Nobel de literatura.
Argentinos y chilenos son las víctimas más comunes, hundidas en las fauces del vicio. Repiten de manera idéntica, perfecta y literal las entonaciones, expresiones, bromas, recortes de palabras, cambios de ritmo, lisuras, gritos, diálogos simulados del hombre que revolucionó con su estilo.

Tampoco soy particularmente adepto a los presentadores aztecas.Me causan gracia sus delirios de grandeza considerando a México una potencia mundial sólo porque son líderes inevitables de la CONCACAF. Me provoca indignación la monumental estupidez con la que comparan a Rafa Márquez con Franz Beckenbauer, llamándolo “Kaiser”. Sin embargo reconozco el mérito que tienen de respetar su idiosincracia sin imitar a nadie.

Digresiones aparte, a juzgar por lo visto hasta la fecha, la Copa se queda en Europa.


 
 
Fernando Morote. Piura, Perú-1962. Escritor y periodista peruano. Autor de las novelas: “Los quehaceres de un zángano” (2009) y “Polvos ilegales, agarres malditos” (2011), el libro de relatos “Brindis, bromas y bramidos” (2013) y el poemario “Poesía Metal-Mecánica” (1994). Actualmente vive en Nueva York y colabora con revistas de España (Periódico Irreverentes de Madrid y Pandora Magazine de León) y Perú (Lima Gris y Contra Estudio), entre otros temas, escribiendo artículos sobre cine clásico.

 
 
 
 
 

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